En una casa de cuatro pisos en La Molina, Lima, con mil quinientos metros cuadrados techados distribuidos en cuatro pisos, y diseñada por el arquitecto Josip Vuskovic, se requirió el diseño interior de algunas áreas.
La salita de recibo tiene una paleta neutra y el acento se lo da un cuadro de gran formato del artista peruano Jorge Cabieses, hecho especialmente para el espacio.
La zona social principal, con piso de mármol, dio la pauta para enchapar las paredes en madera y así darle calidez al espacio. Como el espacio es alargado y con vistas al jardín y a un patio lateral con un espejo de agua, se le implementó un jardín vertical a éste y delante, como en una segunda capa, una escultura en piedra que funcionan como fondo visual de la sala comedor. La presencia de una cava en el comedor le da un acento particular al mismo.
Al pedido del cliente, se creó un espacio de entretenimiento para lo que se diseñó una mesa de billar con base acrílica, de forma que se sintiera ligera en un espacio con techo de poca altura. Este ambiente también goza de la vista del espejo de agua y jardín vertical.
En el baño de visitas, contiguo a esa zona, se revistió las paredes con mosaicos negros y blancos, resaltando una frase de Jorge Luis Borges, que, de manera poética, recorre tres paredes del espacio: “estoy solo y no hay nadie en espejo”. Un espejo alargado y de poca altura acompaña al mismo de forma sugestiva.
La zona de la piscina interior ha sido concebida para tener una especie de salita lounge con plantas en las paredes que acompañan el revestimiento en mármol travertino. Para las paredes de la piscina se planteó una composición de arte en yeso, un guiño a las formas de baño romano, dando una sensación poética de bienestar.